El Lince y el Balón.
Había una vez un lince que se encontró un balón y se lo llevó a la manada para poder jugar al fútbol. Los amigos del lince lo quisieron romper con las garras y los dientes, pero el lince que se lo había encontrado lo protegió como si fuera su cría.
Cansado de que lo trataran mal sus amigos, lo llevó a dar una vuelta por el campo dándole pataditas y jugando. El balón se movía muy deprisa y el lince, hasta que no paraba el balón, no podía jugar de nuevo con él, hasta que lo paro con sus zarpas enfadado. El balón le pegó un empujón por el daño que le había hecho el lince con las zarpas. El lince le preguntó que por qué le empujaba. El balón le dijo:
- Me has hecho daño. Deberías tratarme de otra manera, para jugar no hace falta que me hagas daño.
El lince le pidió disculpas y prometió que no lo volvería a tratar mal.
El balón y el lince se marcharon contentos y jugando a casa.
- Me has hecho daño. Deberías tratarme de otra manera, para jugar no hace falta que me hagas daño.
El lince le pidió disculpas y prometió que no lo volvería a tratar mal.
El balón y el lince se marcharon contentos y jugando a casa.
Hernan Medina Espindola de 5º A de primaria
¡Hernam! tu cuento está muy bonito ¿por qué no haces otro?
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